Comer o cenar en Restaurante Vertical, arropados por un equipo de 15 personas entusiastas y motivadas, permite disfrutar de una excelente gastronomía que empieza a ser una quimera en algunos lugares.
“Cuando empezamos a comer, enviamos dos mensajes al cerebro, uno con forma de aroma y otro de gusto. El cerebro los recibe, los graba, los fusiona y nos lo devuelve transformado en un sabor. Lo más bonito es que quedarán siempre en nuestra memoria gustativa, juntos y por separado. Y lo mejor de todo es que permanecerán inalterables de una generación a otra. Es más fácil cambiar de idioma que borrar un registro de sabor.”